REALITY: TERROR DE VERDAD.
REALITY
Dirección: Alejandro Ibáñez
Año 2019
Sinopsis
“Solo hay algo que da más miedo que una película de terror, la realidad”. Chicho Ibáñez Serrador nos presenta la que fue su última producción, un nuevo capítulo de la mítica serie Historias para no dormir. Con Reality, el maestro del terror quiso sumarse a la campaña “NO a la guerra contra la infancia” que la organización Save the Children desarrolla en todo el mundo como parte de la celebración de su centenario.
Conclusiones
Desde el punto de vista cinematográfico, estamos ante una nueva propuesta del maestro, una nueva propuesta donde se mantiene el pulso de la que posiblemente fue la seria más vista y a buen seguro la más recordada de la historia de nuestra televisión. Con un reducido número de actores y con un perfecto escenario, su hijo el también director Alejandro Ibáñez, toma el relevo para terminar este proyecto que él no pudo finalizar, manteniendo con pulso firme la esencia de la serie y utilizando la historia para ir más allá de la ficción, para dar el salto a lo realmente terrorífico, algo tangible y real como su título indica.
Lo que nos Enseña
La fusión entre cine y publicidad es algo poco utilizado, pero que funciona perfectamente, es una combinación que utiliza el lenguaje cinematográfico a servicio de un fin, en este caso un fin que al margen de lo loable que es, se fusiona a la perfección con lo narrado y no solo eso sino que cualquiera que conozca la biografía de CHICHO, verá que esta historia es un fiel reflejo de algo que le interesaba mucho y que fue una parte de su vida, algo a lo que fuera del mundo de la televisión dedico su tiempo y ahorros a salvar inocentes, ya era una declaración de intereses al respecto el prólogo de su segunda película, y esta lo es de nuevo siendo también una carta de amor de un hijo a su padre y mentor, y a la carrera de este, en definitiva una maravillosa combinación de cine y anuncio que te marcara y calara tanto en lo televisivo como especialmente es su importante mensaje. Es cierto que la manera abrupta de la que termina una historia para darnos un mensaje es quizás demasiado rompedora, pero la finalidad es conseguir calar al espectador con un mensaje, y vaya si lo consigue.
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