EL ASFALTO: UNA SOCIEDAD QUE TE ENGULLE

EL ASFALTO

Dirección: Paula Ortiz

Año 2021

Sinopsis

Baldo vive una pesadilla cuando incomprensiblemente se queda atrapado en el asfalto. Sus llamadas de auxilio recibirán incredulidad y pasividad como respuesta. Entre el asombro y la desesperación, Baldo se hunde centímetro a centímetro sin que nada ni nadie le ayude.

Conclusiones

Particularmente siempre me encuentro receloso cuando un encargo semejante se deja bajo el paraguas de una dirección no experimenta en género, sin embargo, es este caso Ortiz una realizadora más metida en el dram, aquí sin embargo al ser terror, pero metido de lleno en lo más dramático, la directora se desenvuelve a la perfección, calando muy hondo en la historia y sabiendo llevar muy bien el mensaje que tenía el original a nuestros días.

Lo que nos Enseña

Sin duda la entrada de Paula en el género (aunque coqueteo tímidamente con él en un corto dramático con tintes fantásticos), es una gran puesta en escena sustituyendo el teatral decorado del original (que era perfecto entonces, pero hoy quizás no hubiese funcionado), por una salida a la calle más directa pura y temible que mete de lleno al espectador en la frialdad de una sociedad que todos vemos a diario, (aun no siendo conscientes de ello), esa fría sociedad en la que los problemas ajenos se torna simplemente un espectáculo está perfectamente datada, como ya dibujo (nunca mejor dicho) el visionario Chicho, en esta nueva puesta en escena se ve claramente reflejado el aislamiento al que nos sometemos inconscientemente en nuestro día a día, sin embargo aun siendo una historia que funciona a la perfección tiene un punto de vista técnico que no termino de comprender la utilidad que tiene en la construcción de lo que quiere contar, parece una especie de obsesión por parte de Ortiz el uso del desenfoque del primer plano, lo que le da un toque onírico a la cinta que no parece tener nada que ver con lo acontecido, ¿quizás pretende contarnos un sueño? No lo creo, pero pienso que eso es lo único que le pasa factura a la historia, porque incluso el protagonista, (tan injustamente juzgado en su carrera) funciona con el preciso tono de dramatismo e incredulidad ante su problema, no es Ibáñez Menta, por supuesto, pero es que de esos solo hicieron uno. Mirando de reojo a uno de los más míticos episodios de la serie clásica, funciona y absorbe, nunca mejor dicho.