NADIE OYÓ GRITAR: EN EL RELLANO NADIE PUEDE OÍR TUS GRITOS
NADIE OYÓ GRITAR
Director: Eloy De La Iglesia
Año: 1973
Sinopsis
Una mujer ve cómo un hombre arroja a alguien por el hueco de un ascensor y se ve obligada a ayudarlo a hacer desaparecer el cuerpo. Durante esas tensas horas, el hombre le explica a la mujer los motivos que le llevaron a asesinar a su esposa, y ella comprende que él ha sido un hombre muy desgraciado.
Conclusiones
La cinta que nos ocupa deja huella sin duda en su visionado por parte de él conocedor de la carrera anterior de su director, por un lado deja totalmente de lado el cine quinqui (como ya hizo en su anterior trabajo) pero si continua con su esencia de violencia, pero violencia poética, donde es mejor sugerir y que el espectador sueñe, la manera de la que narra las desventuras de nuestros protagonistas y su cadáver, no dejándonos ver más allá de sus pies (quizás por puro fetichismo, quizás por simple arte) dando mucho juego ello por cambiar el morbo de enseñar el cadáver por el arte de enseñarnos hermosos planos, jugando todo ello al servicio de la historia, donde absolutamente nada es casual, cada plano, cada frase está al servicio del puzzle que se forma ante nuestros ojos, con una perfecta construcción con apenas personajes pero con una potente historia donde todos elijen entre el bien y él más por sus más puros deseos. Llama la atención que Vicente Parra no destaca comiéndose la pantalla, como si hizo en la anterior colaboración, en este caso lejos de estar mal sí que permanece un tanto discreto (tanto por su personaje como por su interpretación) a la sombra de su compañera de reparto Carmen Sevilla, ya que su potente interpretación de la joven "inocente" se traga la película con un inmenso papel, que poco probable era ya que mejorase en su ya dilatada carrera ante las cámaras.
Lo que nos Enseña
Cabe destacar la modernidad de esta cinta, tanto en lo social como en lo artístico, por un lado destaca por lo narrado siendo fruto de una época en la que la mujer era considerada como un mero objeto en nuestra sociedad, y así es en la cinta pero se adelanta a su tiempo poniendo en el mismo lugar al hombre, siendo este (en el rol de alguno de los personajes) también objeto sexual, a caballo entre dominador y dominado, jugador y juguete a partes iguales, por otro lado en lo meramente artístico es muy destacable un juego de imágenes construidas con una modernidad inusual en la época y sobre todo en nuestro cine (que se conformaba con contar una historia, con poco más) aquí Eloy juega con los desenfoques de sus lentes, provocados estos por la interposición de objetos trasparentes (gafas, copas..) entre su cámara y los actores, dando este juego una visión turbia y gris de los días que vivía nuestra sociedad, también destaca de sobremanera una composición de muchísimos planos donde está cuidado hasta límites cercanos al Pop Art, donde las prendas que visten los personajes funden con las paredes que los rodean, en una armonía perfecta que convierte a cada plano en una declaración de intereses, seguramente no estamos ante la mejor película que Eloy realizo dentro del género que nos ocupa, pero sin duda si estamos ante la mejor construida a nivel artístico, con una cinta muy moderna para la gris España del momento. El único punto negativo que destaca de la cinta, es una banda sonora que no convence y que se nota repetitiva y en total desarmaría con la historia, sin duda parece sacada de una biblioteca para uso libre.