EL BOSQUE DEL LOBO: PEDRO Y EL LOBO
EL BOSQUE DEL LOBO
Director: Pedro Olea
Año: 1970
Sinopsis Freire, es un pobre buhonero que se pasa la vida transitando los caminos entre los pueblos gallegos, de una época dominada por las supersticiones, se habla de que padece una extraña enfermedad de la niñez que lo podría convertir en otro ser y que es su maldición de la que parece no poder separase. Conclusiones El director se adentra en el mito del hombre lobo Gallego desde su vertiente más real, dejando de un lado el mito del hombre lobo y entrando en la licantropía como enfermedad, nos narra (CON LA LICENCIA DE CAMBIAR LOS NOMBRES DE TODOS LOS PERSONAJES, PERO ASEGURANDO SER HISTORIA VERÍDICA Y ACONTECIDA) la historia de Manuel Romasanta, el hombre que según cuenta la historia era un asesino despiadado, pero que cometía sus asesinatos bajo el arraigo de la piel del lobo, pues él estaba convencido de serlo, así pues Olea se adentra en la parte más real del asunto, dejando claro a cada plano que nuestro protagonista no es otra cosa que un asesino despiadado, (eso sí con un pesar y remordimiento que lo atormenta a cada acto) Olea lo deja muy claro con la narrativa, siendo cada uno de los momentos de los cambios del Buhonero protagonista a plena luz del sol, por si alguien tiene dudas. Cabe destacar y mucho el soberbio y magistral papel de López Vázquez, lo que su personaje devora cual lobo es el metraje, que se lo traga literalmente sobresaliendo sobre cualquier otro punto de la cinta, no se le puede pedir más al actor que no necesita de ningún tipo de maquillaje para interpretar al hombre y al monstruo. Lo que nos Enseña Una historia perfecta que aun alejándose del terror como tal, muestra algo mucho más temible, el terror de lo natural, como un apacible y atento vecino querido por todos los que le conocen, es capaz de mutar cual Mr Hyde y convertirse en un despiadado y temible monstruo, también por otro lado es destacable, por lo curioso, como olea (un director que nunca ha dirigido un western) dota a la cinta de unos planos mucho más frecuentes en un spaghetti western, que de el tipo de cinta que nos ocupa, planos tan frecuentes como quemados en dicho genero, también resulta curioso la B.S.O. que desde luego cualquiera que la escuchara asilada de la cinta apostaría su buen puñado de dólares a que pertenecía a el citado genero del spaghetti western, tanto por los acordes como por el tipo de instrumentos utilizados, lo curioso es que aun pareciendo tan fuera de lugar en la historia, están perfectamente hilados dando la sensación que es exactamente la música que la historia necesita, destacar también el final de la película, donde Olea nos regala de nuevo algo muy spaghetti, una escena dotada de planos y silencios largos, donde la mirada de los actores del acto son el puro mensaje, la dirección no puede ser más sobresaliente, donde el director se atreve con todo lo que le viene e incluso con más de lo que debe, poniendo como ejemplo la magistral noche Americana que se marca, pero donde comete el error de enseñarnos en esta noche el sol haciéndose pasar por la luna, y eso amigo Pedro, no pasa desapercibido, cierto es, que ese es el único error de la cinta, que por el resto es tan redonda como la luna llena madre de la licantropía.